viernes, 19 de junio de 2009

SEGUNDO GESTO: DEL FASTIDIO, LA REPUGNANCIA Y EL ODIO

Para empezar a escribir esta entrada, busqué por toda internet una definición médica de vómito. Una definición física, que fuera más alla, mucho más allá del simple "expulsar violentamente por la boca el contenido del estómago". Yo quería una definición que explicara cómo se revolvía la comida en el estómago, cómo las náuseas se apoderaban del individuo, cómo el píloro (o el cardias, ni idea, mi educación con monjas me lo dejó muy claro pero creo que mi cerebro bloqueó los malos recuerdos) se abría de pronto dejando salir toda esa comida que ahora se sentía como veneno y cómo el individuo después de vomitar, sentía paz. La definición no la encontré. Pero lo que sigo teniendo claro, es que la expresión "me da vómito" es perfectamente adecuada para describir lo que me producen algunas cosas en la vida.

Dicen las personas que me conocen (especialmente las 2 ó 3 que puede que en algún momento visiten este blog), que yo soy una persona de odios. Los amores son poquitos, lo sé y lo que sí tengo muy claro sobre mi personalidad es que existen cosas (pequeñas y tontas) que me producen fastidio y repugnancia. Aquí haré un breve resumen:

Primero, la gente que habla y escribe con mucha ceremonia. Por allá algún profesor me dijo que lo más importante del lenguaje era la economía. Me volví activista de esa causa. Por eso cuando una persona al hablar o al escribir dice "cena, biberón, calcetín, habitación" queriendo decir "comida, tetero, media, cuarto" sin ninguna excusa de tipo cultural, me dan náuseas y parece que voy a expulsar violentamente el contenido del estómago. Dirán ustedes que esto es intolerancia... LO ES!!!! evidentemente, pero emprender una campaña para que se suprima el uso de estas palabras salidas de telenovela mexicana en Colombia para ahorrarme una deshidratación por vómito no tiene nada de malo.

Segundo, la gente que quiere ser mi amiga. La amistad, querido lector, es algo que se da na tu ral men te! no es algo que se fuerza. Querer ser amigo de alguien daña todo el sentido de "encontrarse" por la vida, por casualidad y pasar ratos agradables. Y en esta misma categoría cabe el odio por la gente que por haber compartido una fiesta, un cigarrillo o un saludo, ya cree que ser amigo.... Esa gente también me da vómito.

Tercero, los que tienen ínfulas de poetas. Si a usted por algún motivo se le facilita escribir, felicitaciones. Es uno de los talentos más escasos en los seres humanos (desde mi punto de vista). Si además se le facilita escribir poesía pues con las felicitaciones le mando un abrazo fuerte y tres palmadas en la espalda. Pero no se engañe... si a usted no le queda tan fácil escribir, amigo, la poesía no es lo suyo. No trate por ningún motivo de plasmar en papel sus sentimientos profundos por "aquella mujer hermosa de cabellos como cascadas" (esta frase es verídica). O mejor dicho, hágalo, bienvenido, pero no trate de compartirlo conmigo. Tengo un defecto tremendo: padezco de ataques de risa incontrolables. Un día uno de estos personajes, se sentó en un parque y me leyó un poema tipo Arjona, me dio una episodio tan raro, que pocas veces en la vida se me ha repetido: unas náuseas mezcladas con uno de los ataques de risa incontrolable. Fue complicado, el poeta por supuesto nunca me volvió a hablar. Yo amo la buena poesía tanto como odio la poesía barata.

Cuarto, la mala ortografía. Evidentemente este odio tiene algo de discriminatorio. Yo no odio a la gente que tiene mala ortografía en general. ODIO a la gente que ha tenido educación, oportunidad de leer, etc. etc. y que aún así ni se preocupa, pero ni por un segundo, por escribir adecuadamente. Si a usted se le pasa un error cada cierto número de palabras, o no pone tildes algunas veces, no se sienta aludido. Pero si usted hace parte de los zoquetes que piensan que la ortografía no importa y que escribe canSillería o Volivar. Bien pueda siéntase aludido y si me conoce, amable lector, téngalo muy claro: probablemente lo odio, me da vómito o me cae mal, muy mal.


Concluya entonces lo que se le dé la gana, que de tanto hablar de cosas que dan vómito, ya me dio rabia.

martes, 16 de junio de 2009

PRIMER GESTO: DE LA TRISTEZA, LA ANGUSTIA Y LA DESESPERACIÓN.

Hace cinco meses empaqué mis maletas en Bogotá (sin muchas ilusiones para ser sincera... las cosas no salían de acuerdo a lo planeado), me monté en un avión y aterricé en una ciudad del primer mundo. Empecé mi práctica en una de esas instituciones gubernamentales que suenan muy elegantes pero que a la hora de la verdad están dirigidas por funcionarios inútiles que no tienen idea donde están parados. Eso exactamente fue lo que me encontré cuando llegué: cinco funcionarios tratando de trabajar y un funcionario (o funcionaria en este caso) que entorpece todos y cada uno de los procesos de la oficina que funciona como por un milagro.


Traté de llevar la fiesta en paz y no me dejé afectar mucho por las cosas del día a día. Pero cuando me informaron que el ilustrísimo presidente de la república nos visitaría las cosas se empezaron a complicar. Traté de trabajar profesionalmente, me trasnoché, hice lo que me pidieron cuando me lo pidieron, respiré profundo y me olvidé del profundo desagrado que me produce este señor.

Después de hacer todos los arreglos para su llegada, de trazar una ruta para que el señor presidente no viera los manifestantes porque de repente se sale de la ropa y la emprende en contra de su pueblo, llegó el día en el que tuve que presenciar uno de los espectáculos más tristes y patéticos que he visto en mi vida: un consejo comunitario de este zoquete.... No hay que hablar de la sarta de mentiras que se para a decir en frente de su pueblo, mirándolos a la cara, sin ningún pudor... eso era de esperarse; lo que verdaderamente entristece, angustia y desespera es ver a toda una comunidad (que además es desplazada), gritando eufórica "REELECCIÓN!!!" cuando este personajito de media petaca le miente en su cara, cuando les habla de paz, sabiendo que él sólo cree en la guerra, cuando les pide encarecidamente que hagan que sus congresistas ratifiquen un TLC para terminar de acabar con lo poco que queda de la economía colombiana. 


Traté de buscar culpables... ¿quién es el culpable de este circo?, ¿es él por ser un ser humano malo?, ¿es el pueblo por creerle y elegirlo? o ¿soy yo por pararme en una esquina, callada a llorar y no decir nada?

BIENVENIDO...

Visito tres blogs  con alguna regularidad... tres que son los únicos que me parece que vale la pena leer, porque leer en pantalla de verdad es una pena.  Algunas veces me he jurado que nunca dejaré que nadie lea mis cavilaciones inútiles, un poco porque en realidad a nadie tiene porqué importarle lo que pienso y un mucho porque no me gusta someterme al escrutinio público (por eso no doy la cara, ya ustedes juzgarán como les dé la gana mi anonimato). Lo cierto del caso es que una frase de José Martí y un episodio nefasto pero epifánico me invitó a abrir este blog: únicamente con el fin de desahogarme públicamente.  


Soy politóloga (o a una tesis de serlo) pero esto no es un blog sobre ciencia política. Tampoco es un blog de poesía, o de cuentos, o de literatura... es un blog de nada. Un poco como mis películas favoritas: se trata de la vida. La ciencia ya lleva sabiéndome a mierda un tiempo, la poesía peor y lo único que parece importarme mucho últimamente es vivir... Así pues, Bienvenido, no critique mucho que ODIO sobremanera que me critiquen mi manera de vivir.