jueves, 7 de enero de 2010

Séptimo gesto: del sexo y la sinceridad

"por ese roto se han ido hasta misiles"
-refrán popular antioqueño (?)



El otro día hablando con una amiga concluimos que los hombres dicen cualquier cosa para conseguir lo que quieren (lo que quieren generalmente es llevárselo a uno a la cama). Con el acceso que he podido tener al mundo masculino, he concluido que esto es sólo el inicio del proceso, la punta del iceberg, pues cuando han conseguido lo que quieren dicen aún más estupideces cuando lo tienen a uno entre las piernas (esto último me lo dijo mi hermano o sea que tiene origen en una fuente confiable). Lo que yo no entiendo y nunca he podido entender es porqué ellos que son tan frescos, tan relajados, tan importaculistas, no entienden que esos trucos baratos no son necesarios con todas las mujeres. Yo, personalmente, apreciaría más que el sujeto venga y me diga: "hey! qué más? vos me parecés una mamacita, echémonos un polvito". Porque lo cierto del caso es que probablemente yo también quiera sólo eso, pero si el sujeto me dice cosas bonitas, me promete el cielo y la tierra, y a mí por alguna extraña razón el tipejo me gusta un poco, lo más probable es que a mí se me enrede la cabeza. En conclusión, a lo que me refiero es a un poco de sinceridad y respeto, si lo que quiere es comerme, dígalo, simple y llanamente, pero por favor no me enrede la cabeza si nunca me va a volver a llamar, no diga pendejadas.

Los hombres se quejan porque las mujeres se quieren casar con el primer imbécil que aparezca. Hay mucha tonta por ahí que quiere conseguir marido, eso no lo pongo en duda. Pero también hay mucho tarado que le enreda la cabeza a uno, con el único fin de echarle un polvo. En este último caso, de quién es la culpa, de la vieja por empelicularse? o del man por tener que inventar tanto para echarse un polvito? yo sólo me pregunto.