jueves, 23 de julio de 2009

CUARTO GESTO: DE LA SUPERFICIALIDAD.

"La función última de la crítica es que satisfaga la función natural de desdeñar, lo que conviene a la buena higiene del espíritu." -Fernando Pessoa

Aunque Calamaro se puteó (tema de otra entrada, dentro de mucho tiempo cuando ya se me haya quitado la rabia), cuando pienso en la superficialidad no puedo evitar tararear en la cabeza "hay días sospechosamente light". Y aunque puedo vomitarme un poco en los que ponen la frase en todas partes como un mantra, hay días en los que sencillamente me identifico con ella.
En la entrada anterior me la jugué por los temas trascendentales, pero hoy, a la una de la mañana con la barriga llena de CocaCola y en la tranquilidad que le da a uno la casa de los papás, puedo decir que los días llenos de superficialidad a veces son un respiro de tanta pensadera en pendejadas.
Si! Acepto! Soy superficial, a veces incluso se me va la mano criticando los zapatos o la cartera de la que va caminando adelante, a los lados, o atrás. A veces me río de cosas de las que no debería, juzgo a la gente por mañé o por ordinaria, se me llena la boca diciendo quién va bien vestido o quién habla mal. A veces, sólo a veces, me creo, como diría mi papá, con una frase muy suya, "mi Dios con el culo afuera". Pero es que difícilmente encuentro algo más divertido que ser, por un momento, el juez universal, creerme mejor que los demás y señalar a mi antojo a los que creo que están haciendo algo mal.
Ya sé que en este ejercicio inocente no debo pasarme, debo reservarme mis opiniones y tratar al máximo de que el personaje "juez" se apodere de mi en la soledad o a lo sumo en los momentos en los que estoy con quien pueda entenderme y de pronto, también gozar en silencio con mis apreciaciones sobre los demás.

sábado, 18 de julio de 2009

Tercer gesto: " del amor y otros demonios"

"Por qué con tus encantamientos infernales me has arrancado la tranquilidad de mi primera vida"- Rayuela, cap. 126

Me he tomado prestado el título de uno de los primeros libros que leí en la vida para esta entrada, porque creo que con el amor vienen otros demonios, demonios que han decidido pegarse a él para espantarme.
Para los personajes como yo, el amor es algo muy complejo. Cuando uno se acostumbra a ver la vida desde la ironía y el sarcasmo, el amor se ve un poco como de ese color medio naranja, medio carne, que da ganas de vomitar.
Lo cierto del caso, es que personas como yo, envidiamos profundamente a esos seres especiales capaces de dejar a su corazón sentir las mañesadas y ordinarieces que vienen con estar "enamorado". Creerse demasiado inteligente para sentir ese tipo de cosas, es generalmente una característica de las personas que, como yo, hemos escogido ver la vida a través del lente del humor negro, pero en realidad la brutalidad es lo que nos caracteriza para relacionarnos bien con otros seres humanos, nos impide ver que aun cuando alzamos la ceja y nos creemos demasiado para perder el tiempo en esas sandeces, al final del día nos vamos a la cama solos, sin ni siquiera saber al amor lejos, sólo porque somos demasiado ególatras para creer que necesitamos de alguien más. Ahí, en ese momento, se duerme el sueño tranquilo, pero pesado, porque se sabe que nada, o casi nada, podrá cambiar la realidad. La realidad en la que la ironía, viene con la soledad, únicamente porque el amor ha decidido acompañarse del demonio de lo que yo, en mi infinita brutalidad, creo que es estupidez.